lunes, 3 de febrero de 2014

Un MIR más, un MIR menos

Dedico mi primer post al MIR, porque irremediablemente el camino me lleva hacia a él y cada vez lo visualizo como algo más real, más próximo y, lamentablemente, más tenebroso. Ayer sábado se examinaron los futuros médicos del país (aunque esta afirmación resulta ciertamente inexacta) del examen MIR 2014, con el que intentarán optar a una plaza no digna, y en la mayor parte de casos no del todo deseada, con la que ser explotados los próximos 3, 4 o 5 años de su vida, y ese sería el mejor de los escenarios, puesto que un gran número de los examinados no lograrán plaza alguna, y deberán sacrificar de nuevo una buena parte del presente año en volver a rodearse de libros, manuales y horas tiradas a la basura del tiempo, a no ser que se rindan definitivamente.

 En cualquier caso, dejando de un lado el DRAMA que inevitablemente aromatiza cualquier tema en este país, ayer noche pude ver por las calles de barcelona a algunos de esos luchadores, concediendose su primer respiro en mucho tiempo.  Me resultó muy gracioso, parecían felices (un estado que se me asemeja a recuperarse definitivamente después de una larga enfermedad) pero al mismo tiempo sus miradas no lograban desprenderse del cansancio mental y físico al que habían sido sometidos los últimos meses. Algunos de ellos, disfrazados con su fieles compañeras de prácticas durante los seis largos años de carrera, consumían sus primeros cubatas de la noche, los primeros de muchos hasta la asignación de plazas, pero parecían perdidos, extraños, nostálgicos de fiesta y sedientos de alcohol, pero demasiado abatidos para sacarle todo el jugo a su primera noche de libertad.

Esta mañana, cuando he llegado a casa, me he tumbado en la cama, y como suele sucederme después de una buena noche de fiesta, estaba cansado pero sin mucho sueño, y me he dedicado a mirar durante unos minutos las distintas redes sociales a las que estoy suscrito.  En Facebook, no se muy bien porqué razón, me añadieron a un grupo de dudas de estudiantes MIR de una de sus conocidas academias, donde los últimos meses distintos estudiantes han planteado cientos de ellas. Cerca de las ocho a.m., ya habían varios comentarios de estudiantes agobiados, preocupados y desesperados, en busca de respuestas sobre el examen. Me ha parecido curioso, y lejos de generalizar, puesto que estoy comentando un hecho puntual, me ha llevado a reflexionar sobre toda la presión a la que se somete a los estudiantes MIR y como ésta es capaz de desquiciar la vida de algunos de ellos.



 No todos somos capaces de convivir con un nivel de exigencia y de presión tan elevado como el de este largo periodo de estudio, y sinceramente creo que hay ciertas personas que ante una situación como la del MIR, tienen un riesgo elevado de desequilibrarse mentalmente y convertirse en seres atrapados en una espiral de ansiedad y autodestrucción que lógicamente no lleva a nada bueno. En algunas temporadas de exámenes de la carrera, como la que justo acabo de dejar atrás, me he sentido exhausto, cansado y agobiado, hasta el punto de que mi rendimiento descienda a niveles mínimos los últimos días de estudio. Estos periodos no son comparables, ni en tiempo ni en temario, a la exigencia de un examen MIR, por lo que me hacen dudar seriamente de mi capacidad para plantarle cara al famoso examen, sin renunciar a mi cordura por el camino. Me da miedo, me aterroriza esta etapa de la vida de un estudiante de medicina. No logro comprender cómo la gente puede ser capaz de renunciar a tantas cosas, sabiendo que en muchas ocasiones no logrará una gran recompensa. Tengo la esperanza, siempre la he tenido, de que como en todo, existan casos muy distintos, formas diferentes de llevar esta situación, sin estrés y sin agobio,o al menos sin la necesidad de convertirse en una ermitaño y renunciar a tu juventud y tu vida social durante tantos meses, hasta el punto de que cuando la recuperas estés más perdido que la salida a la crisis. Espero que la creencia popular sea una falacia, que se sustente simplemente  en los casos más llamativos, aquellos que en cualquier ámbito son los que sirven de alimento a la demagogia. Un MIR más, un año mas de estudiantes que intentan ser médicos en un sistema carcomido en sus cimientos y en el que hacerse un hueco tiene un precio muy alto, pero un MIR menos para que yo compruebe en primera persona cómo es realmente esta etapa. 

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