miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Hay que poner limites al humor?


El humor siempre ha sido un gran aliado, que nos asegura horas ilimitadas de entretenimiento y adquiere formas muy diversas con las que es capaz de contentar a personas con gustos muy dispares. Personalmente soy un gran seguidor del humor absurdo y también disfruto con el humor británico (aunque normalmente vayan cogidos de la mano estos dos tipos), pero existen una inmensidad de sub-géneros dentro de la comedia que la enriquecen y la acercan a todos los públicos. Al mismo tiempo también existen una infinidad de medios mediante los que transmitir dicho género, como las películas, series, libros, viñetas, chistes, monólogos... Reírse es sano, muy recomendable, porque nos permite liberar tensiones y olvidarnos de los problemas y de la propia rutina, entre muchas otras cosas.  Pero, ¿Resulta lícito convertir cualquier situación en comedia, sin ningún tipo de filtro? Ésta es la pregunta que me ha surgido estos últimas días/semanas, y sobre la que avanzo que no tengo una respuesta clara y contundente. Creo que necesito reflexionar sobre el tema para poder contestar la pregunta con un Si o un No, a no ser que se trate de una de esas cuestiones en las que no existe una solución única, sino una infinidad de matices y excepciones a tener en cuenta para poder enfrentarte a cada caso individualmente. 

¿A que viene ésta discusión? Pues se trata de un tema actual, aunque ya hace tiempo que me ronda por la cabeza la pérdida de filtro de ciertos programas y series televisivas para tratar en clave cómica ciertos temas que no deberían serlo en apariencia. Pongámonos en situación; La conocida serie de televisión 'La que se avecina' , emitida en Telecinco,  ha sido denunciada recientemente por la FEAFES (La Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental). La razón parece lógica para cualquier seguidor de la serie, aunque pueda ser justificable en mayor o menor medida. Uno de los personajes de la serie padece una enfermedad psiquiátrica de tipo esquizofrenia y según la FEAFES sus actuaciones '' pueden potenciar una visión distorsionada y denigrante de las personas con enfermedades mentales''. Si tenemos en cuenta que el personaje de Violeta, interpretado por la actriz Silvia Abril, prácticamente basa sus apariciones en la serie en insultos, proposiciones sexuales indecentes a desconocidos, acciones violentas y autolesivas, y delirios paranoides con los que el resto de personajes sustentan parte de sus tramas en cada capítulo, puede entenderse que éste papel pueda resultar ciertamente hiriente para el colectivo o el público más sensibilizado con la causa. Aquí adjunto la carta



Incluso en uno de los últimos capítulos, parte de la trama se centra en un 'manicomio', ofreciéndose una imagen vejatoria y claramente cargada de prejuicios sobre este tipo de centros, que no hace más que alimentar y perpetuar éste tipo de pensamientos erróneos de parte de la población sobre el mundo de la psiquiatría en general. Parece que el hecho de hacer comedia sea un argumento suficiente para anular este tipo de críticas, tal y como defendió el director de la serie Alberto Caballero, abogando a la presunción de que el público es capaz de discernir entre realidad y ficción. ¿Realmente es así? Yo me pregunto si realmente el humor, la ausencia de crítica directa frente a un tema, con su simple utilización (con más o menos realismo) para conseguir la carcajada, lo justifica todo y anula el conflicto moral indudable que surge al tratar temas como enfermedades, discriminación o hechos histórico de gran contenido dramático (entre otros). También me pregunto si el público en general es plenamente consciente de que todo lo que se expone en una comedia está desvirtuado y sacado de contexto, llevado al extremo y manipulado con el único propósito de entretenerle con la risa, o de lo contrario crea, consciente o inconscientemente, que algunas situaciones puedan ajustarse en menor a mayor medida a la realidad.

Independientemente de este punto, la capacidad de que una situación dramática para un colectivo pueda ser cómica para el resto genera una situación de discriminación que aunque sea inconsciente y no buscada, existe, de forma innegable. También se puede ver esta utilización de ciertos temas conflictivos en otras series como 'Aida' , donde los prejuicios sobre determinados colectivos son el pan de cada día de sus guiones para recrear escenas más o menos cómicas, principalmente protagonizadas por el personaje de Mauricio Colmenero.  

Al margen de la opinión que le pueda merecer el tema a cada uno, la ley de comunicación audiovisual determina lo siguiente:

Artículo 8 de la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, “los prestadores del servicio de comunicación audiovisual procurarán ofrecer en sus emisiones una imagen ajustada, normalizada, respetuosa e inclusiva de las personas con discapacidad, en tanto que manifestación enriquecedora de la diversidad humana, evitando difundir percepciones estereotipadas, sesgadas o producto de los prejuicios sociales que pudieran subsistir”.


Texto del que se extrae claramente que algunas de las escenas emitidas en nuestra televisión actual vulneran claramente éste artículo. Pero en todo caso, me resulta más interesante la opinión de la gente ante un tema de éstas características, peliagudo cuanto menos. El lunes, mientras miraba uno de los programas que más me gusta de la televisión, Arucitys, una colaboradora afirmaba que éste tipo de denuncias denotaban aburrimiento y exceso de tiempo libre por parte de los demandantes. (Video minuto 124) Lo que está claro, es que con su acusación muestra una falta total de empatía con el entorno o las personas que padecen este tipo de enfermedades, ya que puedes estar mas o menos de acuerdo con ponerle límites al humor, pero en cualquier caso, la ofensa que puede sentir cualquier afectado cuando ve este tipo de escenas, parece totalmente justificada. 

Así que simplemente expongo el tema, puesto que como he comentado al principio no se cual es su solución. Tengo claro que hay ciertos límites que deberían respetarse y que la propagación de estereotipos no sería perjudicial si nuestra sociedad fuera la que presume el señor Alberto Caballero, capacitada para entender que lo que se ve en la ficción no tiene nada de realismo, pero lamento pensar que no sea así. Por lo que sigo preguntándome: ¿Hay que poner límites al humor?



No hay comentarios:

Publicar un comentario